
REMANENTES (proyecto abierto desde 2016)
Pertenezco a un lote generacional que fue educado bajo los preceptos y herencias de las grandes revoluciones sociales y culturales del siglo pasado. Fuimos delicadamente aleccionados para integrarnos a una sociedad que premiaría nuestros esfuerzos y capacidades humanas. Lo cierto es que el mundo cambió, desaparecieron las estructuras para las que fuimos programados y el futuro dejó de ser una palabra brillante.
No me atrevo a asegurar que no existen opciones, pero el precio de tomarlas convertidas en hipotecas eternas, trabajos automatizados y entornos prediseñados, es un precio muy alto que tampoco corresponde a lo que sería nuestro destino. Somos la primer generación que no podrá superar lo construido por sus padres.
Parece que estamos perdidos, pero nos aferramos con fuerza a nuestra única posesión: nuestros cuerpos, nuestros cerebros y la capacidad infinita de quemar pasado para inventar presentes. El futuro no es opción, es claro que no sabemos a donde vamos. Para algunos, somos los perfectos perdedores que no han podido poseer ni construir riqueza palpable. Para otros, somos el remanente del sueño de modernidad.
Mis personajes retratados son parte de la estructura que me conforma: expectantes humanos-humanos cargados de incertidumbre, pero listos para responder aunque los sueños hayan despertado. Somos el remanente de las estadísticas, el sacrificio del crecimiento, el testimonio fehaciente de que el futuro fue un invento que se desvaneció.









